Queridas Hermanas:
Hace casi 5 años iniciamos un proyecto en Magdalena Atlazolpa, bajo el cobijo de un sueño: dar continuidad a nuestra presencia CCVI en esta zona de Iztapalapa, hacer palpable el amor de Dios en esta realidad humana donde la violencia y la carencia de recursos nos gritan que es urgente acercarnos como Hermanas. En aquel momento sentimos la fuerza y bendición de la Congregación, ustedes estuvieron alentando nuestros pasos, y la voz de Jesús llamándonos a correr riesgos, a mirar con ternura nuestra fragilidad y la de las personas, reconociendo que juntos podíamos sabernos capaces de generar cambios para reconstruir el tejido social.
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