Con sentido del humor y con profunidad. De manera siempre nueva, siempre creativa. Entre otras características, así es como debería ser una correcta comprensión del poder y la autoridad en nombre del Reino de Dios.
Si hay un lugar donde podemos ver el poder y la autoridad de Jesús, es dentro de un grupo de jóvenes comprometidos actuando en nombre del Reino de Dios. Para ellas y ellos, nada es imposible. Cuando quiera o donde quiera que encuentran algo que parece no viable, encuentran el camino. Incluso si se topan con un montón de «No, no hay manera de que podamos hacer eso», siempre encuentran la manera de hacerlo y lo hacen de una forma sorprendente. La creatividad y la diversión que surge de un grupo de jóvenes, arraigados en Jesús, irrumpiendo en la sociedad, puede ir de lo travieso a una transformación profunda.
Después de experimentar un encuentro personal, están listos para salir a los caminos. Hay muchísimos jóvenes que hoy lideran y crean iniciativas y proyectos que buscan oportunidades más justas e iguales para todas y todos. Es un signo de esperanza que contrarresta la desesperanza que encontramos en estos tiempos.
El Papa Francisco inauguró hace unas horas el Sínodo de los Jóvenes. Llegamos a este momento después de haber experimentado un proceso en el que la participación de miles de mujeres y hombres jóvenes ha sido esencial. Llegamos a este momento con la convicción de que son claves para nuestra iglesia y para nuestro mundo.
Los obispos reunidos ahora tienen el poder de escuchar las voces de estos jóvenes, tienen el poder, entendido como una posibilidad (lea https://hernanquezadasj.wordpress.com/2018/10/01/el-sinodo-de-la-posibilidad) para tener una conversación con ellas y ellos como iguales. El poder y la autoridad son investidos en los obispos así como son investidos en los y las jóvenes en su bautismo. Incluso quienes no han sido bautizados fueron invitados a esta conversación, la Iglesia tomó una decisión muy sabia aquí.
La esperanza es, entonces, que después de esta conversación, los participantes salgan con un sentido renovado de incluir a las y los jóvenes en la iglesia. Es una oportunidad para la Institución de invitar a las y los jóvenes al liderazgo interno, porque ya lo están ejerciendo en muchos otros lugares.
Quienes leemos esto no estamos presentes en el Sínodo, no somos obispos, pero sí estamos rodeadas de jóvenes geniales. Tenemos la opción de comenzar, o continuar, en algunos casos, a escuchar sus voces que nos muestran una manera llena de energía, y de sentido del humor, para continuar descubriendo el Reino de Dios en cada camino.
Por Sr. Adriana Calzada
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