Compartimos con nuestra Familia Congregacional la Homilía de la Eucaristía de Clausura del Capítulo General CCVI 2022. ¡Gracias por acompañarnos!
Liturgia de Clausura, Mayo 2, 2022, San Ángel, Ciudad de México
Por Hna. Eilish Ryan, CCVI
Lecturas: 1a. Cor. 12: 4-20 y Juan 21:1-19
Las lecturas de hoy destacan la necesidad de la diversidad, la unidad y las relaciones genuinas en la vida de la Iglesia y de cualquier comunidad cristiana. Estas lecturas parecen especialmente apropiadas para esta liturgia de clausura de nuestro Capítulo General de 2022.
En la lectura de 1ª. de Corintios, Pablo enseña que, aunque hay muchos dones, todos brotan del mismo Espíritu, para beneficio de toda la comunidad. Estos diferentes dones conducen a una diversidad de ministerios y servicios. Sin embargo, como también señala Pablo, es el mismo Dios quien los dona en la vida personal de los miembros y en ministerios. El Espíritu distribuye los dones necesarios para la vida de toda la comunidad, como Él quiere. En consecuencia, a través de la diversidad de los dones, la comunidad recibe todo lo que es necesario para su bienestar y ministerio.
En la segunda parte de esta lectura, Pablo enfatiza la importancia de la unidad entre los diversos miembros. En un tono algo humorístico, describe lo ridículo que sería tener celos de alguien que tiene dones. ¿Cómo las manos completarían su trabajo sin los pies para transportarlas? ¿Cómo podría funcionar el oído si no fuera parte de un cuerpo completo?
La imagen de un cuerpo entero teniendo un solo ojo parecería una caricatura o cómic; sin embargo, el punto de Pablo es serio y claro. Así como un cuerpo humano funciona a través de las habilidades coordinadas de sus muchas partes, así también, el Cuerpo de Cristo funciona a través de la colaboración de sus muchos miembros. Aunque haya muchas partes, sólo puede haber un cuerpo en Cristo.
Hay muchas maneras de interpretar la narración del Evangelio de Juan sobre el interrogatorio que Jesús hace a Pedro en tres ocasiones. Me concentraré en el matiz que hace el texto original en griego, ya que en otros idiomas se tiene una sola palabra para “amor”; sin embargo, en el texto original la palabra amor tiene cuatro términos. Cuando aprendí esto por primera vez hace muchos años, este texto cobró vida de una manera nueva.
¿Por qué Jesús repitió su pregunta a Pedro? ¿Estaba presionando a Pedro para que diera una respuesta diferente? En el texto en griego hay cambios sutiles en los verbos, que considero nos pueden decir algo hoy al final de este Capítulo General. Jesús comienza con una simple pregunta: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?”. Aquí, Juan usa la palabra agapais, un amor desinteresado y generoso. Pedro responde con un verbo diferente: “Sí, Señor, tú sabes que te filo”, un afecto amistoso.
Jesús intenta de nuevo, “Simón, hijo de Juan, ¿me agapais?” (compromiso total y desinteresado). Pedro repite su primera respuesta: “Sí, Señor, sabes que soy tu verdadero amigo. Te filo.”
En su tercer intento, Jesús, posiblemente ya impaciente, repite la pregunta, pero al nivel de Pedro: “Simón, hijo de Juan, ¿me phileis?” (¿Eres realmente mi amigo?). Entristecido por ser interrogado por tercera vez, Pedro responde enfáticamente: “Señor, tú lo sabes todo, sabes que te filo.” (Realmente te tengo un profundo afecto).
En este punto, Jesús recibe con compasión la simple declaración de Pedro de verdadera amistad y le encarga que alimente a sus ovejas.
En la primera parte de este diálogo, mientras Pedro luchaba por expresar su compromiso, Jesús lo llamó repetidamente a cuidar de su rebaño con una responsabilidad cada vez mayor: apacienta a mis corderos; pastorea a mis ovejitas; apacienta a mis ovejas. Más tarde, Pedro demostró la verdadera profundidad de su amor y de entrega total, cuando dio su vida en lugar de negar a Jesús. Jesús lo había llevado gradualmente a un compromiso más profundo.
A lo largo de nuestro proceso capitular, nosotros también hemos luchado por responder profundamente a la repetida invitación de Jesús a vivir en un nivel más profundo, más íntimo, de amor abnegado a través de la presencia y la comunión. Oramos, reflexionamos y dimos nuestro mejor esfuerzo, que Jesús amablemente recibió.
Que las gracias transformadoras de este Capítulo General fortalezcan y animen no solo a las hermanas de la Congregación, sino también a nuestros Asociados, compañeros de trabajo, benefactores, amigos y a toda la familia CCVI. Que podamos fortalecer las relaciones y enfrentar nuevos desafíos a través de la oración profunda con la confianza de que Dios está con nosotros mientras servimos a aquellos que buscan alivio en nuestras manos, mientras vivimos nuestras vidas para Dios y abrimos nuestros corazones a los demás.
Alabado sea el Verbo Encarnado.
Gracias, S. Eilish, por esta reflexión tan profunda y teológica de las lecturas del cierre al Capítulo. Especialmente la reflexión del dialogo de Jesus y Pedro me llegaron profundamente. Ser realmente amiga de Jesus exige entrega total a esta relación (se me enchina la piel para ser honesta), las respuestas a medias no son aceptables.
¡Hola, S. Leticia! Nos da mucho gusto que la reflexión haya sido de su agrado. ¡Muchas gracias por escribirnos!