El culto a los muertos es, en realidad, una celebración de vida. Es una tradición que nos permite sentir cerca a quienes tuvimos oportunidad de amar durante su estancia en la tierra y una valiosa ocasión para rendirles tributo y recordar sus virtudes.
En México, la festividad del “Día de Muertos” está profundamente arraigada en la cultura nacional, y sus expresiones –como el montaje de altares, las calaveritas, la visita al panteón, el pan de muerto y la famosa Catrina- la llevaron a ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2003.
El Día de Muertos es, ante todo, una fecha para recordar a quienes en vida nos dieron lo mejor de sí. Por eso, hoy honramos a nuestras hermanas que en este 2016 se nos adelantaron al encuentro con Dios, Nuestro Señor. Todas ellas llevaron vidas extraordinarias al consagrarse al ministerio de Jesucristo y las recordamos con aprecio y gratitud:
Hermana Margaret Conneely (1919-2016)
Tras algunos años como docente de primaria y secundaria en Texas y Luisiana, fue Administradora Provincial y Directora de Postulantes y Novicias. Su carácter y compromiso la llevaron a participar también como directora del Centro de Jubilación y a colaborar en el ministerio parroquial.
Hermana María del Socorro Fuentes García (1936-2016)
Participante incansable en la obra educativa de la Congregación en México, en sus últimos años colaboró en los archivos de Casa San Ángel.
Hermana María Teresa González Heredia (1930-2016)
Originaria de Michoacán, México, la Hna. María Teresa contribuyó a la formación integral de cientos de estudiantes con su dedicación permanente a través de los colegios en México.
Hermana Marianne Kramer (1938-2016)
Tras 25 años como docente de primaria y secundaria, se convirtió en trabajadora social. Cofundadora de El Puente para ser un “enlace entre culturas”, dejó un legado de amor y generosidad en la comunidad al poner en contacto a los migrantes de habla hispana con la Iglesia y los recursos de la comunidad.
Hermana Jennie Torregrossa (1928-2016)
Rectora y consejera de preparatoria, prestó también sus servicios en el ministerio parroquial, promoviendo siempre la solidaridad e inspirando a los jóvenes a desarrollar su consciencia social para mejorar el mundo.
Hermana Victoria de Guadalupe Cabrera Pontón (1923-2016)
Con profunda vocación hacia la juventud, prestó sus servicios en el ministerio de educación, a cargo de varios de los internados, formación inicial y también fue coordinadora de la comunidad de la Divina Providencia.
Hermana Brigid Conlon (1930-2016)
Consagró su vida a la enseñanza: fue profesora y directora de escuelas primarias, y también se hizo cargo de la educación religiosa en algunas parroquias. Además, prestó sus servicios en los hospitales de Texas y Luisiana, así como en Irlanda.
Hermana María Teresa Valdés Ramos (1934-2016)
Fundó “Corazones que educan”, una organización congregacional con sede en Saltillo, Coahuila, que canaliza recursos para formar personas empoderadas, solidarias y responsables. Su vocación hacia la educación también se vio reflejada en su trabajo como tesorera de diversos colegios, así como integrante de consejos de administración.
Hermana Mary Cunningham (1918-2016)
Con una vocación profunda hacia la formación de los niños, la Hna. Mary fue profesora en varias escuelas primarias de Texas durante 20 años, y posteriormente, en el Colegio del Verbo Encarnado (hoy, Universidad del Verbo Encarnado). Asimismo, trabajó como psicóloga clínica tanto en Irlanda, como en San Antonio, Texas.
Hermana Ritamary Corso (1946-2016)
Transformó las vidas de niños y sus familias, a través de su vocación docente inquebrantable. Desplegó sus capacidades de servicio y dedicación como profesora en colegios de nivel primaria en Illinois, Missouri y Texas.
Hermana María de las Nieves Navarro Hernández (1923-2016)
Nacida en la Ciudad de México, consagró su vida al ministerio de salud, en el Hospital Christus Muguerza en Monterrey, Nuevo León; en el Sanatorio Metepec en Atlixco, Puebla; y en el Instituto Nacional de Cardiología.
Hermana Mary Brian Sherry (1925-2016)
Prestó sus servicios durante 60 años en la pastoral de la salud, desempeñando diversos cargos, incluyendo la administración de enfermería en el Hospital Santa Rosa de San Antonio, Texas; el Hospital San José, en Fort Worth; y la Universidad del Verbo Encarnado. También participó activa y comprometidamente en los trabajos de cuidados paliativos y salud domiciliaria.
Hermana Bernadette Anderwald (1927-1916)
Nacida en Texas, dedicó su vida a la educación de niños y jóvenes. Impartió clases en niveles de primaria, secundaria y preparatoria, y también se desempeñó en la administración de la Oficina Provincial de Estados Unidos, así como en el ministerio del campus universitario.
Nuestras hermanas ya están gozando en el Reino de Dios. Este Día de Muertos se nos hace una invitación para aprender de su legado, imitar su ejemplo y llevar vidas significativas, motivadas por la compasión y el espíritu del Verbo Encarnado.
En el encabezado: imagen diseñada por Photoangel – Freepik.com
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