Cada inicio de año nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre el pasado reciente en nuestras vidas. Es como si esta temporada nos ofreciera un espejo retrovisor al que pudiéramos asomarnos para evocar nuestros actos, dotarlos de un nuevo significado y construir aprendizajes que nos ayuden a ser mejores en el periodo que inicia.
Esta retrospección también nos lleva a rememorar las acciones de las personas a nuestro alrededor y a valorar el impacto que han tenido en nuestras vidas.
Por eso, esta época es de enorme gratitud para nosotras: es el momento de reconocer el trabajo y la generosidad de cientos de hombres y mujeres que confiaron en nuestra labor y nos impulsaron a cumplir nuestras metas.
En la Congregación concluimos un año más de llevar la presencia salvadora y compasiva del Verbo Encarnado al pueblo de Dios, una misión que –definitivamente– no habríamos podido cumplir sin el apoyo y compromiso de cada uno nuestros benefactores y voluntarios.
Por ello, en este inicio de 2017 queremos agradecer a todas las manos que sostienen nuestros ministerios de Educación, Salud y Promoción Social en beneficio de cientos de individuos y comunidades vulnerables, en México, Perú, Estados Unidos y en Zambia.
Su generosidad tiene ahora el rostro de un niño que fue alimentado, una familia que rompió su ciclo de pobreza, una anciana que llegó en paz al Reino de Dios y cientos de historias más que fueron transformadas por el amor. Gracias a cada uno de ustedes por creer en nuestra misión y por hacer posible que podamos entregar “una vida para Dios y un corazón para los demás”.
Deseamos que en este 2017 sigan experimentando la alegría del recién nacido Hijo de Dios y recibiendo bendiciones en abundancia.
¡Feliz Año Nuevo!
Martha Quiroga
Directora de Comunicaciones
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