Durante las primeras semanas de enero, estuve compartiendo la espiritualidad y carisma de la Congregación como Hermanas de la Caridad del Verbo Encarnado y el quehacer de nuestra Oficina de Justicia, Paz e Integridad de la Creación en Lima, con nuestras misioneras y misioneros laicos en Perú.
Así estos días de compartir permitió conocer mejor la sociedad del peruana, su realidad histórica y sus desafíos que presenta a nuestra Misión en Perú. Así también se tuvo un preciado tiempo para experimentar un retiro integrador donde se acogió todas las experiencias vividas durante el 2016 a la luz de la Palabra de Dios, a fin de renovar nuestro compromiso con los más pobres y vulnerables.
El primer día de encuentro, tras almorzar con nuestras hermanas en Lima, visitamos a la Comunidad Shipiba en Cantagallo, Lima. Las comunidades shipiba-koniba, son comunidades indígenas amazónicas residentes en Lima. Esta población viene recuperándose del incendio que a principios de noviembre dejó sin un techo a más de 280 familias. El compartir con las mujeres artesanas nos alentó nuestras búsquedas y nos reafirmó nuestro propósito de seguir fortaleciendo el liderazgo de las mujeres. Nos brindaron muchísima esperanza.
Al día siguiente, visitamos el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú a fin de acercarnos mejor a la diversidad de culturas en el país, así por la tarde llegamos al Museo de Memoria y Tolerancia, espacio que recoge los últimos 20 años de violencia en Perú. Tras estas visitas, conversábamos de nuestro compromiso con este país, su gente y el mundo por una cultura de más respeto, de no violencia y de paz.
Luego de contemplar la realidad, con el apoyo de las Hermanas Ivonne y Carmelita, las-os misioneras-os tuvieron espacios de reflexión entorno a nuestro llamado de encarnar el amor misericordioso de Dios en nuestro compromiso concreto en Perú.
Luego vendrían 4 días de retiro espiritual, donde los rostros concretos de la trata de personas, el grito de la tierra y de las víctimas de la violencia nos siguieron llamando a colaborar con Dios. Ser signos visibles de comunidad en la diversidad. Un llamado que nos sigue exigiendo ser presencia de amor compasivo que se comprometa en la transformación del mundo, en la ordenación de todas las cosas para que el mundo cumpla su designio de estar al servicio de la felicidad de todas las mujeres y hombres.
Cabe mencionar que nuestras(os) misioneras(os) laicas(os) Diana, Mark, Juan, Selena y Ana Catarina vienen de diversas culturas y paises, y están en Perú desde agosto del 2016 con un compromiso misionero en Chimbote por dos años.
Gracias por ayudarnos a extender la Misión y el Proyecto del Dios de Jesús como Misioneros Laicos del Verbo Encarnado. Como peruana, me siento muy honrada de tenerlos entre nosotras, compartiendo al Dios de la vida con tanta sencillez y cercanía.
Nuestra oración acompaña sus ministerios en Chimbote. Bendiciones.
Originalmente publicado en el blog de la Oficina Congregacional de Justicia, Paz e Integridad de la creación de las Hermanas de la Caridad del Verbo Encarnado.
En el encabezado: Centro de Espiritualidad – Lima.
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