El Espíritu llevó a Jesús al desierto donde él oró y ayunó durante cuarenta días y cuarenta noches, y después tentado por el demonio.
“Si eres el Hijo de Dios, ordena que esas piedras se conviertan en pan”, le dice el demonio a Jesús, y él responde:
“Está escrito, ‘No solo de pan vive el hombre, sino de cada palabra que viene de la boca de Dios’”.
Al entrar a los cuarenta días de la cuaresma, tratamos de seguir el ejemplo de oración y ayuno que Jesús nos da.
ORACIÓN: ¿Qué es la oración y cómo debemos orar? El Reverendísimo Robert Barron define la oración como: “comunión y conversación íntima con Dios. A juzgar de la vida de Jesús, la oración es algo que deberíamos hacer con frecuencia, en especial en los momentos clave de nuestra vida.
Bueno, ¿cómo debemos orar? ¿Cómo se ve la oración? Necesitamos orar con fe, y de acuerdo al modelo que nos da Jesús, debemos orar con perdón. Al parecer, la eficacia de la oración depende de la reconciliación ante las diferencias.
También necesitamos orar con persistencia y no darnos por vencidos con facilidad, como dice San Agustín: ‘Dios a veces tarda en darnos lo que queremos porque quiere que nuestro corazón se expanda’.
Finalmente, debemos orar en nombre de Jesús. Al hacerlo, estamos confiando en su influencia ante el Padre, confiando que el Padre lo va a escuchar”.
Tomado de: Obispo Robert Barron, wof@wordonfire.org
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