En la Mañana de Pascua, Jesús resucitó de entre los muertos, como lo había predicho, y estuvo en Jerusalén y en Galilea durante los siguientes 40 días conviviendo con sus Discípulos, enseñando y animándolos en el ministerio de su Iglesia que Él le había confiado a cada uno.

San Lucas, autor de los Hechos de los Apóstoles, explicó lo que hizo Jesús durante estos cuarenta días después de su resurrección:.

“Todo lo que Jesús hizo y enseñó hasta el día en que ascendió a los cielos, fue dar instrucciones a los apóstoles que había elegido a través del Espíritu Santo. Se presentó vivo ante ellos y les dio muchas pruebas después de haber sufrido; se les apareció durante cuarenta días y les habló del Reino de Dios.

Cuando se reunía con ellos, les pedía que no se alejaran de Jerusalén, sino que esperaran “La promesa del Padre de la que me han escuchado hablar; ya que Juan bautizó con agua, pero dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo”.

Cuando se reunieron, le preguntaron: “Señor, ¿ahora vas a restaurar el reino de Israel?”.

Él les respondió: “A ustedes no les corresponde saber los tiempos o las épocas que el Padre ha establecido por su propia autoridad. Pero ustedes serán mis testigos en Jerusalén, por toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra”.

Después de decir eso, mientras ellos lo miraban, fue elevado a las alturas, y una nube lo ocultó a sus ojos. Mientras observaban el cielo fijamente, mientras él se alejaba, de pronto, dos hombres con vestiduras blancas se pararon junto a ellos. Dijeron: “Hombres de Galilea, ¿por qué están mirando al cielo? Este Jesús que ha sido alejado de ustedes y elevado al cielo, regresará en la misma forma en que ustedes lo han visto ascender al cielo”.

1 HECHOS DE LOS APÓSTOLES 1:1-11

Reflexiones:

“¡Dios asciende en medio del sonido de trompetas! Hosanna en las Alturas!”
Aclamemos a nuestro Señor Jesucristo, que está en su trono a la derecha del padre: Oh Cristo, Tú eres el Rey de la Gloria.
Jesús, nuestro hermano y nuestro rey, has elevado nuestra condición humana hasta la gloria del cielo: Restaura en nosotros la dignidad de tu primera creación.
Jesús, por el poder del Espíritu, te alejaste del Padre y viniste a este mundo: Por el poder del mismo Espíritu, haz que nosotros pasemos contigo de este mundo al Padre.
Jesús, Tú prometiste atraer a todos los pueblos hacia ti: Conserva en tu Iglesia a todos los que el Padre te ha dado.
Jesús, Tú juzgarás al mundo en el último día: Concede a nuestros hermanos y hermanas que ya nos han dejado el gozo de verte a ti, el Señor de la Misericordia.

En el encabezado: “¡Dios asciende en medio del sonido de trompetas! ¡Hosanna en las Alturas!” | John Singleton Copley, La Ascensión, 1775.