Salmo 34│2 Corintios5:17-21 │ Lucas 15:1-3
Pero hoy debemos celebrar y regocijarnos.
Con frecuencia escuchamos que el Evangelio de hoy se conoce como la historia del Hijo Pródigo. Pero en realidad es la historia del padre que ama, de la forma en que el padre es la personificación de Dios y del amor bondadoso que tiene por nosotros. En ocasiones, esta historia se interpreta diciendo que los hijos representan a los gentiles (que están perdidos) y a los judíos (que cuentan con el favor de Dios). En esta interpretación, los gentiles perdieron el camino y en general llevan vidas disipadas y decadentes. Mientras que los judíos han seguido los deseos de Dios. Pero al final, ambos hijos, los gentiles y los judíos, reciben la misma recompensa.
La historia es muy significativa para muchas personas que llevan vidas de las que se lamentan o se avergüenzan, pero ahora sienten el abrazo de amor de Dios, una comunidad de esperanza, una familia e incluso una iglesia, al regresar de su forma de vida de rebeldía.
La redención y el perdón son temas poderosos, y se articulan en el Evangelio de hoy en una forma particularmente dramática. Lucas es un maestro de la narrativa y estos personajes son clásicos. Es probable que conozcamos personas que son como los hijos y como el padre.
¿Reaccionaríamos NOSOTROS como el padre? Tenemos muchas oportunidades para expresar la misericordia y la bondad, y compartir la reconciliación con otros. Cuando lo hacemos estamos actuando como actuaría Dios. Como lo vemos en el Evangelio de hoy, la misericordia es una expresión fundamental de Dios y del carácter de Dios. La misericordia no solo es para Dios; es algo que deberíamos emular.
Evangelio
En nuestro Evangelio, Jesús nos da una parábola que ilustra la abundante misericordia de Dios.
En la parábola, el padre respeta la libertad de su hijo. Le da la herencia que pide y le permite irse. Pero nunca deja de estar pendiente del regreso de su hijo a casa. Y cuando ve a lo lejos a su hijo rebelde, el padre no espera a que su hijo termine su viaje o que pronuncie las palabras de contrición que había practicado con tanto cuidado. Es como si Jesús quisiera decirnos que solo necesitamos volvernos hacia Dios para que nuestro Padre misericordioso salga corriendo a encontrarse con nosotros y llevarnos a casa.
Cuarto Domingo de Cuaresma, 31 de marzo de 2019
Salmo Responsorial
Podríamos imaginar que el Salmo 34 es el canto de una persona que ha sido redimida y salvada. De hecho, podría ser el salmo del hijo pródigo que ha recuperado la dignidad y el gozo de ser hijo de Dios. Lo que más desea Nuestro Dios es encontrar a los que se han perdido y salvar a los pecadores. Esta es una enseñanza difícil de aceptar para aquellos que se identifican más con el hijo mayor de la parábola que leemos en el Evangelio de hoy. Lo cierto es que todos y cada uno necesita arrepentimiento.
Segunda Lectura
Las palabras de Pablo en su segunda carta a los Corintios corresponden perfectamente con el Evangelio de hoy. San Pablo dice: “Reconcíliense con Dios”. No solo estamos llamados a la reconciliación personal, sino a llegar a ser mensajeros de esta reconciliación ante todo el mundo. Dios nos espera y cuida de cada uno de nosotros, y también de todo el mundo… de modo que nos demos cuenta de lo que somos en realidad: los hijos y las hijas que Dios ama.
Preguntas para meditar
- ¿En qué momentos de tu vida has sentido vergüenza y culpa? ¿Cómo podrías entregarlos a Dios?
- ¿Con cuáles figuras de la Parábola del Hijo Pródigo te identificas más en este momento de tu vida?
- Estamos a la mitad del camino en este trayecto por la Cuaresma; ¿cómo has estado viviendo las prácticas espirituales de la oración, el ayuno y las obras de caridad a los pobres? ¿Hay algo que quisieras hacer en forma diferente durante la segunda mitad de la Cuaresma?
Fuente: Living Liturgy (Liturgical Press, Year C 2019)
Fotografía: Rembrandt [Public domain]
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