Por Adriana Calzada, CCVI
Jesús está en la cruz, instrumento de tortura y muerte. Se nos ha dicho que este es el acto que nos reconcilia para siempre con el Padre. Contemplamos la escena y sentimos un dolor profundo. Recordamos que lo que reconcilia no es la crucifixión en sí misma sino el estilo de vida que lo llevó a estar en la cruz. Nos enseñó que primero hay que poner a los pequeños, que hay que amar a quienes son despreciados, que el perdón alcanza a todos. Nos enseñó que su Reino no es de este mundo y que en él no caben intereses distintos a la justicia, al bien común, a la solidaridad, al amor. Nos enseñó que es volviendo a nuestra esencia que nos parecemos más a como Dios nos soñó. Permanezcamos hoy al pie de la cruz de Jesús, permanezcamos al pie de la cruz de quien sufre hoy y seamos solidarias con el dolor y con la angustia. Abracemos el sufrimiento humano en un acto de reconciliación con nuestra familia humana.
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