La muerte prevenible de 50 personas, entre ellas niñas y niños, encontradas este lunes 27 de junio, en un tráiler abandonado en las calles de San Antonio, Texas, nos duele profundamente. Reconocemos que ésta es una tragedia que se repite a nivel global, como sucedió recientemente ocurrida en Melilla, España, en la que murieron 23 personas intentando alcanzar mejores oportunidades.
Así, hacemos un llamado a todas las personas de buena voluntad a unir esfuerzos para desmantelar las redes de tráfico y trata de personas, detener los sistemas económicos y sociales que llevan a nuestras hermanas y hermanos migrantes a la máxima vulnerabilidad y precariedad, y a promover sociedades compasivas, solidarias, abiertas al encuentro, y al respeto de la dignidad humana de toda persona sin excepción. Las niñas y niños sobrevivientes hoy se enfrentan a esta tragedia sin el abrazo amoroso de sus padres, madres, sin el apoyo de sus amistades, sin una casa, sin una patria y sin ningún sistema que los proteja y ampare.
Aunque parece que es complejo lograr un honesto entendimiento sobre la migración y su contribución, como suma y como avance, creemos que la inclusión, el diálogo, y el aprecio de las diferencias pueden sanar naciones, sociedades, comunidades, personas: pueden detener violencias. Hoy hacemos un llamado a ir más allá, a crear puentes donde la conversación y discusión de esta tragedia este motivada por el amor y la empatía hacia el prójimo. Hoy les invitamos a reiterar el compromiso humano en la búsqueda y aporte por comunidades hospitalarias como nuestras primeras hermanas lo hicieron al llegar a estas tierras.
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