Segmentos de la Homilía en Lima por Mons. Guillermo Elias Millares, Obispo auxiliar de Lima. 15 de diciembre de 2019.
150 años en este mundo, no solo pasó tiempo, sino que ustedes pasaron por él, y no solo ustedes pasaron por él, sino que nos hicieron pasar a todos por él, y cuando uno comparte la vida con amigos, uno comparte todo lo que las amigas y los amigos vivieron, y por eso hoy cruzo la ciudad y regreso a esta Diócesis en la que he compartido parte de mi vida sacerdotal.
Este tercer domingo de Adviento, en la lectura Jesús quiere relativizar, reconociendo lo importante de Juan, quiere relativizar a Juan y dice que Juan no trae el verdadero modelo del Reino, lo trae Él. Juan no es el Salvador, el Salvador es Jesús. Juan necesita del auténtico Mesías para entrar en el Reino del Cielo. Por eso, el menor en el reino del cielo es superior a Juan para Jesús. Esto es lo que se proyecta en la vida de estas Hermanas, yo creo que ellas han captado la intencionalidad de Jesús en la vida.
Y una de las cosas que más me impactaron cuando yo llegué a Comas fue la vida de estas mujeres sencillas, con las que compartí realmente la vida. Recuerdo especialmente a una de ellas que, en uno de mis viajes cuando salí después de varios meses de trabajo, me dio una carta y me dijo “quiero que la leas en el avión, no antes”. Cuando la leí, me decía con una sencillez y profundidad enorme: “lo importante no es que hagas muchas cosas, lo importante es que compartas con el pueblo lo que el pueblo vive”. No te esfuerces en hacer tantas cosas, pero sí comparte lo que el pueblo vive y eso me edificó.
Yo tuve la alegría de compartir muchísimos años la vida con ellas, vi crecer a muchas de ellas, en espíritu y en verdad, porque crecieron en todas las dimensiones y crecieron y se hicieron grandes y se hicieron mujeres no solo en tamaño y en el ser, sino en la madurez humana y en su espiritualidad. Y aprendí a valorar la espiritualidad del Verbo Encarnado, que fue una de las cosas que más agradezco en la vida de aquellos años en Comas. La espiritualidad del Verbo Encarnado, ya no vi a Dios en la estratósfera, con una espiritualidad un poco etérea, lo vi encarnado en la historia, lo vi encarnado en las circunstancias que vivíamos cada día, pero también lo vi encarnado en la alegría, en la tristeza.
Vi la alegría de tantas jóvenes que se fueron consolidando en su proyecto de vida, aunque vi también algunas que se fueron porque no encontraron allí el camino. Y fuimos amigos, fuimos hermanos, compartimos tantas cosas… por eso en principio me apenaba no poder estar ante tanta tarea que tengo ahora, pero me permití estar esta noche aquí, no hubiera estado contento si no estaba, tengo tanta experiencia hermosa con ustedes, Hermanas de la Caridad del Verbo Encarnado, porque ustedes han entendido con claridad cual es el mesianismo de Jesús, han entendido que el mesianismo de Jesús va por ese signo portentoso de no aparecer, de no hacer ruido, es ese otro mesianismo, el que a Juan, al comienzo no lo lograba entender pero que Jesús con su coherencia, su consistencia, y su transparencia pudo testificar.
Continúen haciendo lo que hacen inspiradas en el valor real del Reino, el pequeño, el sencillo, vivan desde lo sencillo de cada día como ustedes lo saben hacer, de la vocación en su ministerio, que sigan suscitando mujeres en este pueblo que quieran ser signos como ustedes, continúen haciendo el camino… Yo solo quiero recordarles que tenemos que hacer de este camino que Jesús hizo el mesianismo auténtico.
Danos la Gracia de reconocer que Tú eres el Mesías, que hizo tanto bien ayer y hoy, ayúdanos a vivir ese mesianismo encarnado sencillo solidario de cada día, y no ese mesianismo que va a crear estructuras enormes que a veces no ayudan a nadie, sino que hacen simplemente ruido.
Que el Señor nos confiera y nos regale 55 o 100 años más de ustedes en el Perú y que en ese camino encontremos jóvenes laicas y laicos que quieran hacer el camino como ustedes lo hacen, porque han contagiado a laicas y laicos con esa mirada, esa espiritualidad, esa forma de vivir la vida. A los laicos y laicas que caminan junto a ustedes que el Señor los siga inspirando.
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