“RECUERDA QUE POLVO ERES Y EN POLVO TE CONVERTIRÁS”. (Gen. 3:19)
“Crea para mí un corazón limpio, Oh Dios”. (Salmo 51)
Durante la celebración de la Misa del Miércoles de Ceniza, las cenizas que se bendicen y se distribuyen provienen de las ramas de olivo que se bendijeron el Domingo de Ramos del año anterior.
Comenzamos cada temporada de Cuaresma pidiendo la “bendición del perdón”. Dios desea que regresemos a Él con todo el corazón.
«Pero aún ahora -oráculo del Señor- vuelvan a mí de todo corazón, con ayuno, llantos y lamentos.
Desgarren su corazón y no sus vestiduras, y vuelvan al Señor, su Dios, porque él es bondadoso y compasivo, lento para la ira y rico en fidelidad, y se arrepiente de sus amenazas». (Joel 2, 12-18)
Ya que sin este arrepentimiento nos seguirá atormentando esta pregunta: “¿Dónde está nuestro Dios?”. Dios no nos ha alejado de su presencia; por el contrario, está esperando que regresemos a él.
El Padre, “que está oculto”, espera a que elevemos esta oración: “Crea para mí un corazón limpio, Oh Dios”.
ORACIÓN / REFLEXIÓN
Oh Dios, que no deseas la muerte del pecador sino su conversión, escucha nuestras oraciones con misericordia y en tu bondad acepta bendecir a quienes hemos recibido las cenizas, y que, así como reconocemos que solo somos cenizas y volveremos a ser polvo, al observar estrictamente la Cuaresma alcancemos el perdón de nuestros pecados y podemos tener una vida nueva a la imagen de tu Hijo Resucitado, que vive y reina por siempre. Amén.
Tomado de la Liturgia del Miércoles de Ceniza.
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